La desalación del agua, una de las opciones más competitivas y eficaces para cubrir la demanda de agua dulce.

La necesidad de convertir el agua salada de los océanos y mares –un 97,5% del agua del planeta- en dulce, apta para consumo humano y otros usos, ha llevado a que, desde mediados del siglo pasado, se desarrollaran distintos métodos para desalinizarla. Entre ellos, de destilación, de electrodiálisis, de evaporación relámpago y de ósmosis inversa. Este último es el más utilizado en la actualidad, por ser considerado el más eficiente y económico.

DESALADORA

En el año 2012, la capacidad desalinizadora global se encontraba en 66 millones de m³ diarios y se espera alcanzar la cifra de 100 millones m³ diarios en 2015, según puede encontrarse en algunas referencias de Global Water Intelligence (GWI) y la International Desalination Association (IDA).

En España va a ser posible subvencionar el coste del agua desalada para el regadío mientras no sea posible trasvasar agua a las zonas más necesitadas. La ausencia de lluvias en los últimos meses no ha impedido los trasvases pero ha limitado su volumen. Esta subvención se limitará a la compra de agua para uso agrícola.

La negociación sobre qué cantidad de la diferencia entre el precio del agua del trasvase (0,10 céntimos) y el agua de las desaladoras (0,70) asume el Estado queda pendiente de negociación.

CÓMO FUNCIONA UNA PLANTA DESALINIZADORA

Una planta desalinizadora efectúa el tratamiento del agua de mar en cinco etapas básicas:

  1. La primera fase de la desalinización es la de recolección y pretratamiento. Tubos colectores de varios cientos de metros de longitud, ubicados en el fondo del mar, captan el agua salada y la transportan hasta la zona de pretratamiento, en donde se separan los sólidos en suspensión y se le agrega hipoclorito de sodio para eliminar las bacterias y demás microorganismos presentes en el agua.
  2. Luego se efectúa la etapa de filtrado a través de filtros de arena y coagulantes como el cloruro férrico, que tamizan las partí­culas más pequeñas que permanecen disueltas en el agua.
  3. A continuación se separan las partí­culas más pequeñas todaví­a, mediante la etapa de microfiltración, en donde se utilizan filtros especiales de cartucho que contienen carbón activado y otros productos, capaces de retener las microimpurezas restantes.
  4. La etapa más importante es la del paso del agua a través de los bastidores de ósmosis inversa. Ubicados en el corazón de las plantas desalinizadoras, estos bastidores se encargan de convertir el agua salada en agua dulce. En la Naturaleza, el proceso de ósmosis, que se produce en todas las células de los seres vivos, permite que entre dos soluciones de diferente concentración salina separadas por una membrana, el lí­quido se mueva desde la solución más fluida hacia la más salina. En las plantas desalinizadoras, el traspaso se produce al revés: aplicando presión mecánica sobre el contenedor de la solución más concentrada, el agua se mueve hacia la dirección contraria, separándose de la sal durante el proceso. Una bomba a presión hace pasar el agua salada a través de un tubo con siete membranas semipermeables en su interior, que sólo permiten la salida de las moléculas de agua, reteniendo las sales en un soporte poroso.
  5. Finalmente, se pasa a la etapa de postratamiento y depósito, en donde el agua es remineralizada mediante el agregado de cal y dióxido de carbono, de manera que resulte apta para el consumo humano. El agua tratada se almacena en tanques especiales, lista para su distribución. La salmuera sobrante es retirada de los tubos de los bastidores y devuelta al mar.

Fuentes:

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